Hassan Nasrallah, líder y uno de los fundadores del grupo terrorista, fue eliminado por las Fuerzas de Defensa israelí junto a Ali Karki, el comandante del frente sur del grupo chiita.
JERUSALEN.- El Ejército de Israel anunció este sábado que el jefe del grupo libanés Hezbollah, Hassan Nasrallah, murió ayer en el bombardeo israelí contra la sede central del movimiento en los suburbios sur de Beirut.
“Hasán Nasrallah está muerto”, adelantó hoy en X el portavoz castrense para la prensa internacional, Nadav Shoshani, tras una noche de especulaciones después de que el líder chiita no diera señales de vida.
En un comunicado castrense más detallado, el Ejército confirmó la muerte ayer de Nasrallah junto a otros comandantes de Hezbollah, entre ellos, Ali Karki, comandante del Frente Sur del grupo chiita, que se encontraban en el cuartel general subterráneo de la organización, en los suburbios sur en Beirut conocidos como el Dahye, cuando fue bombardeado.
“El ataque se llevó a cabo mientras la cadena de mando superior de Hezbollah operaba desde el cuartel general y promovía actividades terroristas contra los ciudadanos del Estado de Israel”, dice el texto, sin aportar pruebas.
En previos asesinatos selectivos, Israel mató en un bombardeo en Beirut el 30 de julio al comandante de Hezbollah Fuad Shukr, el jefe militar de mayor rango y asesor cercano de Nasrallah, y pocas horas más tarde, murió en un ataque en Teherán atribuido a Israel el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, la madrugada del 31 de julio.
“El mensaje es simple: cualquiera que amenace a los ciudadanos de Israel, sabremos cómo llegar a ellos: en el norte, en el sur y en lugares más lejanos”, dijo por su parte el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, tras confirmarse la muerte de Nasrallah.
Según Halevi, el ataque fue planeado durante mucho tiempo y “llegó en el momento adecuado”.
La gran némesis de Israel
Hasán Nasrallah, habría muerto el viernes según el Estado judío bajo las bombas israelíes en Beirut, cumpliendo aparentemente un destino que siempre estuvo presente en su vida y que había podido esquivar durante los más de 30 años en los que fue el máximo responsable de la formación política y militar del movimiento chiita libanés, que habría quedado decapitado.
Israel afirmó este sábado que su némesis cayó bajo una oleada de bombardeos sobre uno de los cuarteles de Hezbollah en su feudo de el Dahye, en la periferia meridional de Beirut.
Su ausencia abriría un escenario impredecible sobre el futuro del grupo.
Tras hacer explotar miles de aparatos de comunicación en manos de integrantes del grupo, lanzar cuatro ataques selectivos contra sus comandantes en el Dahye, y devastar por aire los principales bastiones del grupo en el país, Israel aparentemente encontró lo que buscaba.
El viernes por la tarde bombardeó Dahye con Nasrallah como objetivo específico.
Bestia negra
Nasrallah tomó las riendas del movimiento chiita en 1992 después de que su predecesor, Abbas al Musawi, muriera en el ataque de un helicóptero israelí en el sur del Líbano.
Desde siempre fue muy consciente de que como responsable último de Hezbollah era un enemigo declarado de Israel. Desde 2006 vivía en ubicaciones secretas.
Desde esa fecha, solo apareció en público en un puñado de ocasiones, la última de ellas hace una decena de años. Pese al conflicto creciente, sus apariciones fueron solo televisadas desde lugares desconocidos.
“No he utilizado teléfonos móviles ni fijos en años por motivos de seguridad e incluso si quisiera hacerlo, no me lo permitirían”, reconoció el pasado mayo, al disculparse por no poder recibir condolencias o asistir al funeral de su madre, donde se emitieron sus palabras grabadas.
Su oratoria y carisma, reconocido en el mundo árabe, eran dos de sus bazas principales, tan renombradas como su cautela.
Camino hacia Hezbollah
Nació en 1960 en una familia modesta de los suburbios orientales de Beirut y desde la escuela mostró un gran fervor religioso.
Seguidor del imán Musa Sadr, líder de la comunidad chiita libanesa posteriormente desaparecido en extrañas circunstancias, Nasrallah se sumó de adolescente al movimiento político chiita Amal y participó en algunas de sus protestas.
Rondando ya la mayoría de edad, viajó a la ciudad iraquí de Nayaf, cuna del pensamiento teológico chiita, donde fue instruido por algunos de los clérigos que acompañaron al ayatolá Ruholá Jomeini en la Revolución Islámica iraní.
A su regreso al Líbano, estudió bajo la supervisión de quien sería su predecesor al frente de Hezbollah, Abbas Musawi.
En 1982 fue uno de los creadores de Hezbollah, “el Partido de Dios” y desde el inicio formó parte de su órgano de dirección, el “Consejo de los Siete”.
Nasrallah se destacó como uno de los líderes de la corriente reformista, que buscaba incorporar al grupo, clandestino, en la vida política libanesa.
Su ascendencia fue tal que fue nombrado secretario general del grupo unas horas después de que Israel acabara con la vida de su predecesor.
Contaba entonces con 32 años.
Entrada en política
Nasrallah sacó a Hezbollah de la clandestinidad y lo convirtió en un partido político, con una proyección más allá de ser una simple una milicia o una cofradía religiosa.
En 1992 se presentó a sus primeras elecciones y ganó doce escaños en el Parlamento libanés.
Como secretario del grupo, estrecho aliado de Irán, Nasrallah cosechó gran respeto en el mundo árabe, particularmente después de que su postura beligerante e intransigente ayudara a que Israel abandonara el Líbano tras 18 años de ocupación.
En años posteriores mantuvo su postura, que terminó derivando en el conflicto de 2006 en la que durante cinco semanas Hezbollah e Israel intercambiaron golpes una guerra “particular” que afectó a gran parte del Líbano.
En lugar de desarmarse y retirarse de la frontera sur de Líbano, tal como estipulaba el acuerdo de paz de 2006, Hezbollah se rearmó fuertemente, obtuvo armas de larga distancia y mantuvo su hostigamiento hacia Israel, que respondió ferozmente.
Durante todo este tiempo Hezbollah se consolidó como un Estado dentro del Estado libanés, con feudos inexpugnables y una poderosa fuerza militar.
EFE.